La poca disponibilidad de un tratamiento esclerosis múltiple progresiva que resulte eficaz es uno de los aspectos que mayores preocupaciones causan en las personas que padecen esta enfermedad, y no es para menos, puesto que la degeneración del sistema nervioso trae consigo diversos síntomas que afectan notoriamente su calidad de vida.

No obstante, el panorama no es tan oscuro como parece, y es que en la lucha contra la esclerosis múltiple hay un factor clave, este es la perseverancia en la investigación, aspecto en el cual los científicos se han destacado en los últimos 40 años.

Por otra parte, aunque el éxito para neutralizar el avance de los tipos progresivos de la esclerosis múltiple no ha sido tan amplio, sí se han obtenido logros en lo relativo al alivio de los síntomas de la misma y establecimiento de terapias que ayuden a combatir las consecuencias psicológicas derivadas de la discapacidad que se adquiere a causa de ella.

Gracias a estos esfuerzos, muchas personas logran seguir adelante a pesar de la condición a la que se encuentran sometidos, de hecho, la esperanza de vida de los pacientes con esta enfermedad es, en promedio, es de 74 años. Pero solo llegan a la vejez feliz aquellos que realmente se lo proponen y se mantienen abiertos a la posibilidad de probar diferentes alternativas y adaptarse a los cambios que irán experimentando conforme avance el tiempo.

Y es aquí donde se marca la verdadera diferencia entre las personas que sufren esclerosis múltiple, ya que, mientras algunas acceden participar en las terapias y poco a poco van aprendiendo a plantearse metas y cumplir sus sueños, otros simplemente abandonan todo intento por seguir adelante.

En efecto, dicho diagnóstico significa un golpe fuerte tanto a la autoestima como a la esperanza, pero muchos pacientes afirman que no hay motivos para dejarse vencer por las adversidades, convirtiéndose en escritores de libros, profesores, tienen trabajos normales y comparten con su familia y amigos a pesar de los obstáculos que deben superar, demostrando que, aunque no sea fácil, sí vale la pena esforzarse por tener la mejor calidad de vida posible.